
Salí el otro día tarde para
pasear bajo la lluvia, esta vez con paraguas -menos mal, porque llovía a
cántaros- y compartiendo
mango y varillas con un inigualable caballero. Estudiante,
actor en sus ratos libres,
raulista o escritor (aunque podríamos
añadir más adjetivos que no vienen a
cuento, como
encontrador-de-cartas-desesperadas-de-(des)amor). Acompañaba al
caballero en cuestión hasta su casa, cuando soltó aquello
de "las gotas que caen de tu paraguas..." y yo caí
rendida ante la belleza de la
frase y le prometí escribir una entrada
inspirada en ella. Problema: la inspiración no ha llegado, el
tiempo apremia y la memoria
nunca ha sido mi fuerte. Así que, para no
incumplir mi palabra, me veo obligada a esta
burda imitación... Lo arreglaré,
I promise.
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