sábado, 25 de febrero de 2012

En OFF

Leía hace dos semanas Las confesiones -lo que se merece otra entrada más decente- y supe que se iba a convertir en uno de mis libros favoritos, simplemente por los palos que el obispo de Hipona me estaba dando.

"Alma llena de torpezas, que se soltaba de tu firme apoyo rumbo al exterminio, sin otra finalidad en la ignominia que la ignominia misma."

Soy consciente de lo que hago, me dije, lanzando contra mi vida las palabras de Agustín. Me sonreí, comprendiendo muy bien que elegiría lo que sabía que no debía hacer, a pesar de todo.

Fue en ese momento cuando coloqué el botón de la responsabilidad en OFF, para incomodidad de todos los intelectualistas morales.

Justificada por el mundo -siempre que se trata de equivocarse las multitudes aplauden- y con escusas para mí misma, "detestable era pero la amé; amé mi perdición, amé mi defecto."


Un sábado como hoy, recojo los pedazos. Busco el pegamento para recomponer trozos de barca y sacar a flote lo que lancé por la borda.
Se me da demasiado bien como para haber escarmentado, con lo que me gusta aprender de mis errores.

2 comentarios:

  1. Las confesiones de San Agustín¡¡¡
    El otro día hice un trabajo de él y empecé con la biografía y no pude parar¡¡¡¡¡¡¡
    Me encanto me encanto :)
    Solo que no me decido a leerme el libro de Las confesiones, porque tengo una pila bien grande que cada vez se hace mas grande en la estantería¡¡
    Un besazooo¡

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  2. Agus te esperará, lo lo dudes, y tú lo disfrutarás más en un par de añitos, quizás. Suena muy sincero, muy sencillo, muy teológico, a la vez muy humano. Por cierto, tengo que decirlo: ¡Gracias, gracias, gracias por tus comentarios! :D

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