Descubro entre las páginas a un alma que se asombra, que fuma tabaco negro y Mozart azul, que vive de las flores, que es un buey con alas y un elefante, que solo aprende, que solo espera.
Me resisto a dejar las páginas y abro el libro una y otra vez, releo y lo cierro asustada -no vaya a ser que se acaba demasiado rápido-. Un diario, que como el mismo autor reconoce es una novela, cuyos protagonistas son la luz, las flores o una brizna de hierba.
Como a Bobin le sucede con Teresa de Ávila, yo tampoco entiendo sus matices o experiencias, no comparto todos sus pensamientos: simplemente capto la dicha, el corazón y la poesía de sus tulipanes. "Debería tomar notas" -explica un día para reconocer a continuación que no lo hará. Quiero contradecir en algo al autor, así que le copio un párrafo. Con todos ustedes, Autorretrato con radiador:
"Lunes 16 de septiembre
Definitivamente no me gusta la cordura. Imita demasiado a la muerte. Prefiero la locura -no la que se padece, sino con la que se baila."
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