lunes, 28 de marzo de 2011

Recuerdos de lo que nunca sucedió.

La loca de la casa se pasea a sus anchas, me maltrata, y soy incapaz de quejarme: disfruto cada segundo soñando contigo, buscando escusas, respuestas, inventando motivos para quererte, historias donde es posible darte la mano. Por eso, cuando el tiempo acompaña la melancolía y descubro en la biblioteca poesía, mi corazón inquieto se resbala, y leo en voz alta poemas que distraen mi imaginación y la llenan de palabras bonitas:

"Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueco adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce, que sí empapa del amor hermoso."
Fragmento de MANO ENTREGADA de Vicente Aleixandre.

Luego vuelvo a otra realidad, hoy lejana, pero que algún día nos dará la razón, porque no tengo derecho a la desesperanza ni a olvidarme del viento.

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