-...amor...
Luego otra vez la inmensa noche, y el sonido de las estrellas que giraban en el cielo, y los soles que se susurraban a sí mismos, y el sonido del corazón de Janice, como otro mundo en el espacio.
-¿Lo oíste?-Preguntó Leonora.
Janice solo pudo mover afirmativamente la cabeza.
-¿Qué dijo, qué dijo? -gritó Leonora.
Pero Janice no podía decírselo a nadie; era demasiado hermoso para decirlo. Allí se quedó, escuchando una y otra vez esa única palabra, tal y como la devolvía su memoria. Se quedó escuchando mientras Leonora le sacaba el teléfono y lo ponía otra vez en la horquilla." Fragmento de Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury.
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