jueves, 28 de abril de 2011

Inundación.

Cuando la vida se vuelve de un salto, te abraza súbitamente y te regala una sonrisa. Duele bonito ser yo, encontrarse porque has dejado de buscarte.
Cuando los anhelos, las inquietudes han unido los dedos con el final, la meta. Se vuelcan las emociones, se desparraman las debilidades y el suelo se convierte en algo ajeno, ya no importan las piedras en el camino: tienes alas. No. No tienes alas, en realidad eres una estrella. Explotas, porque no eres tú. Estallas, te invade, te supera. Son imágenes porque la realidad es indescriptible. Sabes que algún día te parecerá caer, estamparte contra el suelo, ser polvo, tragar barro, pero no importa. Ya es la hora, te han contado el final. Y es perfecto. Es Él.

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