miércoles, 27 de abril de 2011

Metalenguaje.

Metalenguaje porque hoy me apetece hacer referencia a una historia que escribí hace no mucho y que se convirtió en un regalo. Corto y pego el final, que es una ventana abierta, un camino por recorrer. Últimamente la vida me demuestra que es verdad... y qué es lo más importante. Comienza en una playa de invierno, con el corazón -cerca o lejos- del mar. Acaba también así, y de esta manera:


"-¿Sabes? A veces pienso que cuando miras las cosas solo desde ti mismo, solo para ti mismo, el mundo te queda unas cuantas tallas grande, se te escapa entre los dedos – Él hundió los dedos en la arena y levantó la mano para que cada grano cayera sobre el frío de la noche. – Por eso necesitamos un origen de coordenadas, un sistema de referencia.


-¿El 0-0? – Ella miró al infinito.- Supongo que eso es lo que espero: una estrella segura, una roca firme.


Le interrogó con la mirada. Él volvió los ojos hacia los garabatos que había escrito.
-Pues grábalo en piedra. Ten en cuenta que el viento lo arrastrará, al igual que agita los corazones inquietos. Construye sobre roca, sobre la roca de la voluntad.


-No te vayas- susurró de repente ella, agitado su corazón por el viento. Fue consciente de que el muchacho del mar iba separarse de ella. No quería aceptarlo. El chico se giró, y la silueta recortada entre la oscuridad del cielo, el mar rugiente y los reflejos de la luz de las estrellas, comenzó a alejarse.


- ¡No me has dicho tu nombre!


Ella había gritado, pero su grito había sido como una canción sostenida por el susurro de las olas. Tropezó por la arena hasta llegar a los ojos azules con los que había estado conversando. No tenían ahora el color del mar. Tenían el color del cielo. Él sonrió levemente y entrelazó sus manos con las suyas, solo para deslizar entre ellas una hoja escrita con tinta oscura.


“¿Puedo robar las palabras? La Palabra verdadera ya está escrita desde el principio de los tiempos, el resto son meras aspiraciones. Pero te dejo una historia que me contaron hace poco: ¿Has tirado alguna vez con arco? Solo hay que estirar el brazo, tensar la cuerda, mantener la respiración y dar en la diana. En el centro. Pero si quieres que la flecha se clave en el centro, no tienes que apuntar en línea recta. Apunta alto. He ahí el quid de la cuestión: Apunta alto. Y sí, habrá muchas flechas que caerán muy lejos, que se arrastrarán por el suelo y levantarán polvo, pero no dejes de apuntar alto”.

Ella agarró el papel con las dos manos, como temiendo que echara a volar en cualquier momento.


“Si dudas dónde está lo alto, vuelve la vista hacia los lados. Hay gotas de agua. ¿Lo sientes o no? Pues en cada una está lo más alto. Ámalas con locura. Una  última cosa, que  escuché mirando un escenario, entre miles de personas, sentado entre el calor y la oscuridad, uno  de los momentos más bellos de mi vida: La vida es un reto, un juego, un sueño y  una oportunidad. Es un misterio, una promesa, una canción y una aventura. ¡Ama la vida! Y nunca vivas sin vida, nunca. La vida necesita ser anhelada, deseada, amada, vivida.”


Las lágrimas volvieron a resbalar por sus mejillas. Últimamente lloraba demasiado. Pero esta vez, su sonrisa reflejó la luz de las estrellas, y las gotas saladas se fundieron en el inmenso mar que se acercaba y se alejaba a cada momento.


“E’ solo nella notte che si vedono le stelle.” recordó en un susurro: Sólo en la noche se ven las estrellas. "

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dime tú...